CONCLUSIONES DEL 88
I
Conclusiones del 88 I (2/2)
Freud dice, entonces, que entra en juego una pulsión oral en la melancolía, en tanto es una especie de regresión a una fase de absorción, es decir, donde los objetos el niño los aprehende por su boca, es decir, que es una regresión a las fases más primitivas del desarrollo humano. Cuando el niño con su boca captura la realidad, la única realidad que le interesa, el pecho materno, el chico captura el mundo con su boca, pero el mundo es el pecho materno, entonces hay una regresión a ese estado. Pero Freud dice: también hay otra realidad en la melancolía ¿por qué el empobrecimiento? la sensación de empobrecimiento. Dice Freud: hay que hacerle responsable al culo, no a la boca; es decir, que sin necesidad de ser melancólico, si andan por la vida arruinados y pobres, piensen un poco en su culo según consejo de Freud, en el sentido de que algo tendrá que ver el mecanismo anal y la pulsión anal en esa fantasía de ruina y empobrecimiento que tienen penosamente todos ustedes, salvo que la materia fecal es un equivalente simbólico del pene y del dinero.
Equivalente simbólico quiere decir que lo puede representar, que todo tiene que ver con la personalidad. Cagar en pedacitos chiquititos tiene que ver con la personalidad, cagar grande también tiene que ver con la personalidad, es decir, nada es biológico en el hombre, en el hombre las cosas son humanas y humanas quiere decir que ya ha participado del lenguaje por lo tanto no hay fisiología, no hay bio logía normal en el hombre, todo en el hombre es anormal si lo miras desde la biología. La menstruación tiene que venir una vez cada mes, en algunos pueblos viene una vez cada seis meses, una vez cada tres. Hay mujeres que la tienen cada 24 días, otras cada tres meses y encima no es necesario que ovule para que se produzca la menstruación. En la respiración, ustedes saben que las respiraciones normales son 60 por minuto, pero se pueden tener, 40, 50, 12. Los atletas tienen menos, los viejos tienen un poco más, no hay nada fisiológico, nada verdaderamente biológico en el hombre. Hasta la muerte se produce por una cuestión del deseo. A las tribus primitivas, tanto sabían esto, que lo que le quitaban al que querían matar era la palabra “nosotros”, eso era la muerte. El castigo a la muerte no era matarlos como hacemos nosotros que somos unos bárbaros, no le dejaban pronunciar la palabra nosotros y eso era su muerte.
Dejo todo el problema de las identificaciones para hablar la próxima vez, porque vamos a tener que ver cómo se identifica la histeria, cómo se identifica el neurótico obsesivo y cómo se identifica el melancólico. Prefiero hoy seguir hablando de la tristeza, que por la cara con que me miran parece que jamás experimentaron el sentimiento de tristeza. Esta semana hacen ejercicios, se paran delante del espejo y dicen: soy mortal porque soy sexuado y además no tengo cómo representar en mi mente lo que es ser macho o ser hembra. La representación más aproximada a ser machos o hembras es ser pasivo o ser activo que no corresponden realmente a ser una mujer y ser un hombre, es algo de la especie ser machos y hembras, después se puede ser humano, que en realidad para ser humano hay que tener 4 sexos: padre, madre, hombre y mujer. Un animal no sabe que es padre aunque lo sea y aunque cumpla muy bien su función y un hombre también puede morirse siendo padre sin saber que lo fue, a menos que para él sea eso significante.
Sin hablar, sin poder expresar las acciones, no existen las acciones para el hombre, por eso en los grandes amores ocultos siempre alguno de los dos amantes rompe el silencio, porque romper el silencio y armar el gran escándalo donde todo el mundo se entera de que fueron amantes es la única forma de hacer existir el romance, porque si los dos amantes se callan definitivamente la voz, ese amor no existe. No hay amantes secretos, hay muertes secretas donde al otro lo voy envolviendo en un silencio que como hace que el amor no exista lo termina matando.
Está claro que el tratamiento psicoanalítico de la melancolía, tendrá que ver claramente, necesariamente, con la transferencia. Yo me encontré con dos clases más de la melancolía, del 83, hay dos o tres cosas muy interesantes, en el sentido de que se plantea muy bien lo de la tristeza y me sorprendió que ya en la antigüedad se asociara la melancolía a la epilepsia, y que además nos imaginamos que por ese sesgo, donde la melancolía estaba asociada a la epilepsia, pensamos que hoy se asocia la hipocondría a la melancolía, es decir, hay por ejemplo una melancolía, yo tengo varias melancolías porque es importante vivir con varias melancolías; yo tengo ahora la melancolía de la edad, tengo que estar en una etapa melancólica.
Está así escrito en el registro civil, que cuando cumples 50 años más o menos, entras en la melancolía del órgano, que espero que no sea el órgano central. Entras en una especie de depresión, te dicen en el colegio secundario. En la mujer creo que la edad de la menopausia es una barbaridad. Lo que pasa es que la menopausia también viene porque la mujer demanda que llegue la menopausia; porque es difícil que una mujer acepte bien el asunto de la menstruación, pero cuando la mujer está más psicoanalizada y a los Estados no les interese que se tengan más hijos o se tengan en cualquier momento hijos, no creo necesario que la mujer tenga la menopausia a los 45 o 50 años, ni tampoco creo en la etapa gris del hombre, poder gris que le llaman, porque el poder gris es que no tiene erección, porque los sociólogos trabajan con contraste, entonces le llaman poder gris; entonces esta melancolía del órgano evidentemente se ve y resulta bastante irreductible a la curación en hipocondríacos, es decir, personas que en su juventud fueron hipocondríacas, en este momento de la vida, tienen la enfermedad en un órgano, no como enfermedad psicosomática, sino como verdadero proceso melancólico, es decir, que junto con la enfermedad del órgano, el desinterés por la realidad, el autorreproche, el empobrecimiento, que generalmente, dice Freud, no coinciden con la realidad. No es que el tipo se vea arruinado y esté arruinado, eso cualquiera lo puede sentir, sino que lo que él siente y dice de sí mismo no tiene mucho que ver con la realidad, sino que sólo tiene que ver con la realidad en que realmente es una persona que no sabe amar, que es mezquina, entonces Freud llega a preguntar, por qué será que tuvo que enfermarse para darse cuenta que era mezquino, ¿no pudo reconocerlo sin enfermarse?
Para que no les pase esto a ustedes, es mejor que se acuesten en el diván y asocien libremente acerca de todas esas fantasías sádicas, dice Freud que caen con todo su poder sobre el mismo orden, sobre el mismo sujeto, creyendo encima que lo que se está castigando es el objeto amoroso perdido.
La melancolía exigirá al tratamiento psicoanalítico que nadie se meta con la vida del paciente, es decir, que si en las otras enfermedades se aconseja que todo el tratamiento sea realizado en el nivel de la transferencia, y que los psicoanalistas no se metan con la vida del paciente, aquí en la melancolía es una prescripción. No hay que meterse con la vida del paciente, meterse con la vida del paciente puede ser catastrófico, es decir, puede desencadenar en el paciente el suicidio, o bien el asesinato; yo en lugar de decirle que es a mí a quien quiere matar, le digo que es a la madre a la que se lo quiere hacer, puedo provocar no sólo el suicidio sino también el asesinato.
Hay una melancolía altruista. Yo un día vengo triste y pienso que no tengo futuro, entonces pongo una bomba aquí para que se mueran todos, para que no sufran por la falta de futuro, eso se llama
suicidio altruista. Existe, me echaron del trabajo, entonces voy a mi casa y mato a mis dos hijos varones para que no sufran porque papá no tiene dinero, eso se llama suicidio altruista.
Yo quiero que ustedes piensen en las formas intermedias, yo quiero que ustedes tengan inconsciente, no hace falta matar a nadie para ser un hijo de puta, basta con ponerle el pie; ustedes tienen que, a los grandes límites a los cuales yo llego, reducirlos a sus propios límites, no hace falta caer en la melancolía para darse cuenta que me identifico con lo que se me va; por ejemplo, la señorita que viene seguramente de un país extranjero. ¿Qué es lo que le impide sustituir?, ¿qué es lo que me impide sustituir a mí, sustituir estas calles por aquellas calles?, que mi yo está invadido, no lo tengo libre para andar por las nuevas calles, lo tengo ocupado por aquellas calles, es decir, tengo algo perdido en mantener aquella terraza, aquel patio, ese color del cielo; aquí yo no puedo ver este color del cielo. Sin llegar a ser melancolía, tiene el mecanismo de la melancolía. Sin llegar a las fronteras del empobrecimiento y ruina, cierta mezquindad con los amigos, con los amantes: “te pago el café o no te pago el café”, tiene que ver con eso y no hace falta que uno sienta que va a perder millones para ser melancólico, con sentir que va a perder las 65 ptas. que vale el café ya es suficiente para pensar que tiene un gasto ahí, que cuando tenga una pérdida fuerte, por ahí, se le va a ir su yo. Escamotearle el dinero a la secretaría de la Escuela es lo mismo, tiene que ver con la tontería de ser robado, ver ruina, empobrecimiento, que la Escuela les roba. Entonces ustedes hacen como una vuelta y pagan después o pagan antes.
El estado de depresión melancólica es muy habitual, porque todo momento de completud, en tanto no persiste, trae consigo una depresión. Hasta yo tengo la ilusión de ser lo que al otro le falta. Hay chicas que cuando tienen orgasmo lloran, pegan y patalean, pero no porque no les guste tener orgasmo, porque después va a tener una depresión. El tiempo del inconsciente, es el instante, se abre, se cierra, por lo tanto se goza, se muere, se ilusiona de completud. Lacan llega a decir: paso de ser la falta del otro a faltarle, de ahí viene todo el sentimiento de ambivalencia. Paso de ser la falta del otro a sentir que le falto, pero a sentir que le falto en un sentido moral, de cometer como un pecado, una injuria… Está de moda la depresión, porque tiene algo de egoísta, tiene algo de individualidad burguesa. Por ejemplo, si yo te digo: “Ay, estoy deprimido por los muertos de Afganistán, tengo una depresión por lo que pasa en Colombia…”. La depresión ¿por qué?, porque cuando te deprimes la realidad pierde importancia, ve qué perfecto burgués, cuando te deprimes la realidad pierde interés; no tengo más el interés por las personas, ni las cosas, ni el lenguaje que está en la realidad, me quedo jugando con mi propio yo al autorreproche. Porque no estoy luchando en Afganistán… sigo sentado en la cama porque estoy deprimido, pensando por qué no estoy luchando en África negra, pero sigo sentado en mi cama, deprimido, entonces no solamente se tiene que psicoanalizar sino que hay que semipolitizar el sentimiento de depresión. Claro, todo es depresión, entonces llego a los 40 años y me deprimo, con lo cual estropeo a 10 o 15 personas, porque cada persona de 40 años está relacionada con diez, quince o veinte personas, por lo tanto, si hasta ahí estuve contento, el día que me deprimo estropeo quince relaciones, por lo tanto, se dan cuenta que altero la producción social, altero la producción artística, altero la producción del amor, es decir, debo ser condenado. Menos mal que yo no soy el presidente del gobierno… Porque la drogadicción por lo menos hay que hacer una actividad, el sujeto tiene que ir a comprar la droga, tiene que ir a robar, está más vivo, yo no voy a defender los drogadictos que también tienen que ir al diván, pero digo que hay más vida.
En cambio en el deprimido no está ni siquiera ir a buscar nada, porque no es que dice como el tango: “desesperado por mi sufrir… pero igual me fui a buscar alguna cosa, entonces ya no te extraño”. Esa es una sustitución normal dice Freud. Los objetos perdidos deben sustituirse, ese es el aparato psíquico, esa es la normalidad. Cuando alguien les pregunte qué es ser normal para el psicoanálisis: reemplazar todo lo que se pierde, cuanto más rápidamente mejor, porque de esta manera intento ganar rápidamente lo perdido y lo no reparado es manía, que es la otra cara de la melancolía, por eso a estas psicosis se les llama psicosis maníaco-depresivas, es decir, en la depresión el objeto triunfa sobre el yo y en la manía el yo triunfa sobre el objeto.
Tratar a un paciente melancólico es, como en la medicina común, tratar a una persona con rayos, no puede ser cualquier médico, ni puede ser cualquier psicoterapeuta, tiene que ser un especialista que conozca muy bien su trabajo, que esté muy bien psicoanalizado, porque es todo un juego de pasiones casi como una persona normal, porque no es un psicótico, no es que forcluya al Otro
como un psicótico, tanto no carece del Otro que se identifica con el Otro. No es una psicosis, pero es más loca que una psicosis. Es más fácil que se suicide un melancólico que, evidentemente, un psicótico. Es el mismo problema que el de la histérica y el obsesivo, ninguno de los dos se puede suicidar, pero el que realmente está absolutamente incapacitado para el suicidio es el obsesivo. En cambio la histérica a veces por error se suicida, queriendo llamar la atención se suicida de varias maneras, no sólo tirándose por el balcón o pegándose una puñalada. Matan la relación, esto también es una forma de suicidio. Del amor nunca quieren hablar conmigo, ¿me tienen miedo? o ¿piensan que soy un degenerado? o ¿aman a su madre todavía?
¿Recuerdan cómo se forma el Superyó? Cuando el niño tiene que abandonar a los padres, no les abandona, modifica una parte de su yo que ahora se va a llamar Superyó, que es la instancia moral. Así como se forma el Superyó, así se forja la melancolía, por identificación. Es decir, la libido objetal, la libido que sale del sujeto y va al objeto, vuelve al yo. Una elección de objeto se transforma en una identificación al objeto.
Freud dice que todo narcisismo es secundario, no hay narcisismo primario para Freud, es decir, más allá del principio del placer no hay narcisismo primario. Hay una identificación antes de toda elección de objeto, antes de la formación del yo, la que denominamos como identificación primordial. Si no sería que el yo tiene una libido propia antes de la aparición del objeto, del otro, y no es así. Primero aparece el otro, la libido va hacia el otro y después, se forma el yo.
La elección de objeto, segunda forma de la identificación, identificación por un solo rasgo, la elección de los padres como objetos amorosos, se transforma en identificación, por eso hablamos del Superyó como el heredero del Complejo de Edipo. Esta operación psíquica que podemos considerar normal, en la constitución del Superyó, es la que acontece en un sujeto cuando padece melancolía. La formación del superyó podríamos decir que es como una sublimación, mientras que: Identificación, melancolía, la libido vuelve al yo y esa es la libido narcisista, libido narcisista que ustedes saben que la melancolía puede ser caracterizada como una sublimación, en tanto el proceso de la sublimación, el arte, el baile, el puro amor, dependen del mecanismo de sublimación, es decir, del mecanismo de identificación, es decir: retiro la libido objetal, la dejo libido narcisista y después la destino a la sublimación, es decir, a la creación, a la producción social, es libido robada a los objetos, que se hace libido del yo. Podríamos llegar a pensar la melancolía como un proceso de sublimación fallido.