ESPEJO DELIRANTE
Espejo
delirante
no me devuelvas la cara
que te vengo a regalar
porque no quiero ver
en mi cara las desgracias
que no sabemos por qué
produce la democracia.
Espejo, mi amor, mi espejo
rómpete en mil pedazos
y esparce por todo el mundo
la desgracia de mi cara
en la que se ve al trasluz
que el hombre del XXI
ya tiene etiquetación.
La mujer no luchará
y el hombre sólo lo hará
por un pedazo de pan
como en el tiempo de ñaupa.
La mujer
se hará más fuerte,
el hombre
seguirá débil,
los niños no comerán
y ninguna escuela habrá.
Los amantes tendrán miedo
hasta de escribirse cartas
porque las máquinas, también,
estarán contaminadas.
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